Las mujeres* yanakuna luchan, no sólo por la reivindicación de su comunidad, sino contra la agresiva occidentalización de sus cuerpos y espiritualidades. Las hijas de la Killa (Luna) no se pueden borrar.
Las parteras tienen miedo, los hospitales las amenazan. Las han expulsado del reino de sus bisabuelas y sus títulos de recibidoras de vida han sido arrebatados, dejando en el olvido su ancestría espiritual.
-Ellas ya no se reconocen como sabias, dicen que el conocimiento está allá, en los hospitales - contó la joven yanakuna, entristecida.